Trata de las relaciones entre el judezmo y los dialectos iberorrománicos y del período histórico de su formación como habla diferenciada del español de los cristianos. Discute las distintas posiciones de la crítica y aduce ejemplos del tratamiento de antropónimos y de préstamos de lenguas semíticas (arabismos y hebraísmos) y de la caída de f- inicial en castellano, catalán y judeoespañol de distintas zonas geográficas.