Las cartas escritas por el rey Fernando el Católico durante su estancia en el reino de Nápoles arrojan luz sobre aspectos poco conocidos de su política religiosa: los esfuerzos dedicados a prevenir la huida de conversos al Imperio Otomano, donde podrían volver al judaísmo, y el papel asignado a la Inquisición en Sicilia como guardiana del Estrecho de Mesina.
Asimismo, las cartas revelan que cientos de conversos escaparon de Portugal inmediatamente después de la masacre de Lisboa, antes incluso del edicto real de marzo de 1507, que les permitía dejar el país. Su arresto en Mesina, así como los incidentes posteriores que implicaron a conversos de la Península Ibérica que se dirigían a Levante, muestran que habría que prestar más atención a Sicilia como país de paso y frontera de la Cristiandad en el Mediterráneo.