Pulido recoge una carta suya al comienzo del libro (Españoles sin patria y la raza sefardí, p.72), y dice de él que es hijo del Gran rabino. En ella Franco se declara admirador de su campaña.
Lo cita como corresponsal (p. 293).
Publica varios párrafos de una carta (p. 432) en castellano sefardí, donde alude a su íntima amistad con Rafael Amato (ver aquí su relación con Pulido), recuerda las persecuciones de los judíos y hace votos porque los españoles abandonen "la superstición de sus abuelos".